Fue uno de tantos niños casi abandonados a su suerte cuando era pequeño, pero la mente de Berkowitz no pudo asimilar tanta soledad y tantos problemas y ya en su adolescencia comenzaron sus desdoblamientos (doble personalidad).
Nunca se adaptó a la vida y a la sociedad, y a los 23 años se compró un revólver y comenzó a matar. Sus asesinatos sembraron el terror en Nueva York, y entre 1976 y el año siguiente, Berkowitz asesinó a seis personas y consiguió herir a otras siete.
David asesinaba sin razones, lo hacía a diestra y siniestra, sin importarle si quien moría con las balas que disparaba era negro o blanco, hombre o mujer, joven o viejo. La popularidad se le subió a la cabeza y terminó convirtiéndose en su propio personaje.
Pero o bien era un chapucero o bien, en el fondo, deseaba que le pararan, pues terminó dejando pistas para la policía: una nota donde se atribuye ser hijo de Sam, el hombre que le
"ordena" que asesina.
No contento con ello, envía una carta al periódico del New York Daily News que se encargaba de su caso, y en ella le agradece su atención y le promete que tendrá más de qué hablar.
En el verano de 1977 se acaba su suerte: tras disparar a una pareja joven huye, pero alguien le ve y lo identifica. En agosto, el mes siguiente, fue arrestado.
Buscando la libertad alega que escucha la voz de un demonio reencarnado en "Sam", el perro de su vecina, que le da órdenes para que mate a quien se ponga en su camino. Los psiquiatras le encontraron esquizofrénico paranoide con una personalidad antisocial, y le condenaron a cadena perpetua.
Aunque la película no versa sobre él, sí que aparece como trasfondo: les hablo de "Summer of Sam", producción que realizó Spike Lee con John Leguizamo y Mira Sorvino como protagonistas. Allí puede verse a Berkowitz escuchando al perro del vecino.