Georg Karl Grossman fue uno de los personajes más desagradables de la historia de Alemania. Grossman era un monstruo en la vida real y estaba dominado por perversiones tan depravadas que parecen sacadas de las películas gore más atroces.
Nació en Neurupen en 1863 y fue un degenerado sexual y un sádico desde jovencito. Cuando murió había cumplido 3 condenas por abusos sexuales y físicos a niños algunos de los cuales acabaron con la muerte de la infantil víctima. En su juicio Georg declaró que también se había entregado a la bestialidad y la necrofilia.
En 1921 la policía fue alertada por un vecino de Grossman, que había oido unos golpes y gritos la casa de al lado. Cuando llegó la policía los golpes habían cesado, los gritos también. Pero cuando entraron en la casa de Georg hallaron una joven muerta, aun caliente, preparada para ser asada y consumida en una barbacoa.
Grossman llevaba 8 años viviendo en aquel apartamento y el número de chicas de la calle que pasaron por allí para satisfacer el apetito de Georg era tan grande, que se podría haber alimentedo a todo la población de Leganés con su carne durante 1 semana. Para hacerse una idea de la magnitud que alcanzaron las hazañas de Grossman solo hay que recurrir a la cantidad de restos humanos que fueron descubiertos en la habitación de Gerog cuando fue arrestado: partes de todo tipo de los cuerpos de al menos 3 mujeres distintas que había asesinado y descuartizado
en las 3 últimas semanas.
Pero lo suyo no acaba ahí. El hombre sabía sacar provecho económico de sus placeres y convertía a sus víctimas en perritos calientes que posteriormente vendía en la estación de tren. Georg Karl Grossman ahorraba dinero consumiendo sus propios productos. En cuanto a los restos inservibles, se limitaba a arrojarlos al río Spree.
No se sabe cunatas víctimas (todas mujeres) cayeron a manos de Georg; Ha sido imposible determinarlo.
Grossman acabó suicidandose en su celda mediante el ahorcamiento.