El simbolismo de los colores tiene carácter universal. Se han opuesto tradicionalmente los dos colores primitivos: El blanco, color de la luz, se ha asociado al principio bienhechor y el negro, color de las tinieblas y la noche, al principio maléfico. Los antiguos realizaban augurios con los colores que observaban en los rayos del sol, de la luna, del aire y otros fenómenos de la naturaleza. El cristianismo ha dado mucha importancia al lenguaje de los colores. El arte cristiano atribuyó por regla general el color blanco a Dios Padre, el azul al Hijo y el rojo al Espíritu Santo. Pero el lenguaje sagrado de los colores se fue convirtiendo poco a poco en un lenguaje profano. Así, el verde, símbolo de esperanza en la inmortalidad, se convirtió en el color de la esperanza terrenal. Y se puede hablar también de un lenguaje supersticioso que convierte el significado de los colores en una virtud más o menos benéfica.
Índice de Colores
El Negro
Aunque al principio el blanco y el negro desempeñaban una función simbólica idéntica, con el paso del tiempo el negro fue adquierndo el sentido de contrablanco y quedó asociado al mundo de lo frío, la pasividad neutra, y el reino de las tinieblas y la noche. Así, aun cuando en los albores de la civilización el color blanco era utilizado con más frecuencia en las situaciones de dolor (funerarias, etc.), costumbre que se ha mantenido en los entierros de monarcas y soberanos hasta épocas recientes, el color negro se ha vinculado finalmente a la idea estricta de impureza, muerte y, por ende, al mal.
La contaminación de esta superstición en la cultura española lleva a que persista en zonas de la España neoskin la superstición de que si alguien se encuentra a un hombre negro en la calle, sólo le retornará la buena suerte si toca de inmediato algún objeto de hierro y, acto seguido, algún objeto que sea de color blanco. Sustituto de ambas cosas es el que el hombre negro con el que nos cruzamos sonría: en esa circunstancia podremos verle los dientes (blancos) y quedará neutralizada la perversa consecuencia de haber contemplado el color negro.
El perro, el gato, la oveja y el cuervo son, entre todos los animales que pueden ser negros, los que se hayan rodeados de una más intensa aureola maléfica. La gallina negra, que entra dentro de este apartado, es usada como elemento de invocación del diablo.
Los abogados, jueces y sacerdotes, que tradicionalmente han ido vestidos de negro, también atraen la mala suerte. Por ello, la ortodoxia de la superstición determina que cuando uno se cruza con cualquiera de estos profesionales citados, hay que santiguarse, cruzar los dedos, derramar sal o trazar un círculo en el suelo para evitar que caiga sobre uno el mal que su indumentaria, derivada de su función, emana.
Entre los chinos y los egipcios, sin embargo, el negro fue signo de fertilidad. Entre los primeros, además representaba el yin femenino. Pese a la consideración negativa del negro, la razón por la cual se impuso, sobre todo durante una época, el uso del color negro como singularización de un determinado estatus social, tiene que ver con la protección que este color ejercía contra los movimientos del mal.
El uso del negro en los funerales y entierros proviene también de la superstición de que, mediante dicho color, uno se protege del alma del difunto cuyo destino, en el momento de morir, no está claro si es el cielo, el infierno, el purgatorio o simplemente vagar por caminos y montes en tanto no haya resuleto sus cuentas pendientes con la Tierra. Ésa es también la razón del luto prolongado que se guarda en España por un familiar muerto y la causa de la existencia del velo negro, propio de las mujeres, o el casi extinguido luto de solapa, o manga, entre los hombres. En el área mediterránea, todavía se piensa que es preceptivo que una mujer vaya vestida de negro y con velo durante un año tras la muerte de su marido, al objeto de protegerse de su ánima.
El Amarillo
La tradición cristiana asoció este color con el del azufre de los infiernos y le dio una significación peyorativa convirtiéndolo en imagen del orgullo, de la falsedad y la traición. Es además el símbolo del adulterio. En la Edad Media, los herejes y los apestados vestían de amarillo. Las ciudades donde se había declarado una epidemia estaban obligadas a señalarlo con una bandera amarilla.
En los orígenes del sindicalismo revolucionario, se denominó amarillo al sindicalismo de inspiración patronal que traiciona la noción de lucha de clases y la prensa amarilla es aquella que deforma los hechos con fines espurios.
A principios del siglo XIII, el Papa Inocencio III estableció los colores de la liturgia y excluyó el amarillo, por lo que es el único que está ausente de los rituales católicos.
El color amarillo está proscrito, no sólo en España sino en toda Europa, entre las gentes del teatro, que lo consideran particularmente maléfico: no lo permite ni en decorados ni en vestimentas. Esta superstición parte de que Molière murió vestido de amarillo.
El Azul
Este color protege de enfermedades y da buena suerte. El origen de esta superstición está en la Biblia, Números 15,38: “Habla a los hijos de Israel y diles que de generación en generación hagan flecos en los bordes de sus mantos y aten los flecos de cada borde con un cordón de color azul”. Después de dar a luz, las mujeres debían colocarse una faja de color azul y a los bebés se les debía poner una camisita del mismo color. Entre los toreros, sin embargo, se cree que es de mal augurio de el color azul domine en la ecarapela que lleva el toro. Simboliza la sabiduría y la verdad divinas. En Egipto, fue un color funerario: los muros de las necrópolis estaban pintados de azul pálido. En el cristianismo, encontramos otros significados del azul. Los pintores de la Edad Media coloreaban de azul la túnica de Jesucristo cuando representaban los tres años de predicación, como símbolo de sabiduría y de verdad. Tras la muerte de Cristo, la Virgen aparece muchas veces vestida de este color. A partir del siglo XV, el azul se convirtió en el color de la madre de Dios. La Creencia popular considera el azul un color que suscita la sabiduría y la prucencia. Las novias, para tener buena suerte, deben llevar algo azul el día de la boda.
El Rojo
Anatematizado por las banderas políticas de carácter más conservador, el rojo es entre los primitivos pueblos símbolo del movimiento, la acción y la revolución, y se halla estrechamente ligado a la noción de vida, en tanto que precede y es al mismo tiempo consecuencia de la proyección del mito de la sangre.
En Melanesia corre la leyenda de que la magia y la sabiduría (representada por el color rojo) fue enseñada al hombre por un cangrejo encarnado. En todo Oriente, desde la frontera más occidental de Rusia hasta los confines de China, el rojo está ligado a todas las festividades populares, sobre todo a las de la primavera, el matrimonio y el nacimiento y, entre los celtas, decir que una mujer era roja significaba que era extrarordinariamente hermosa. En Japón, donde además es signo de sinceridad, los reclutas, cuando parten hacia la batalla, siempre llevan un cinturón rojo que, en ese caso, indica fidelidad a la patria. La alquimia oriental, en fin, identifica el color rojo como la síntesis del hombre universal.
Aunque para los griegos y los romanos el rojo ahondaba en el carácter vital y sagrado de forma simultánea, el cristianismo incorporó una alambrada de espinos en torno a dicho color e interpretó su lado más oscuro a partir de la sangre de Cristo derramada por el pueblo impío. Ésa es la razón de que el rojo se convierta, para sus adeptos, en sinónimo de guerra, catástrofe, odio, egoísmo, amor infernal, pasiones del hombre degradado y, en síntesis, del pecado.
Durante la Edad Media, aquellos cristianos que desempeñaban funciones sociales deshonrosas eran obligados a vestir de rojo, como los verdugos y las prostitutas. También se les calzaba el color rojo a quienes sufrían enfermedades inconfesables, especialmente venéreas. Era una señal cromática de la que la jerarquía católica disponía para tener claro quién era pecador y quién no.
El rojo, desde la perspectiva de la superstición, incrementa el aliento vital y cualquier prenda roja favorece, en igual proporción, la actividad y el rendimiento intelectual, además de potenciar el magnetismo personal.
Es bueno para curar la escarlatina y la rubeola, y una cinta en torno al cuello de este color neutraliza problemas gástricos y detiene las hemorragias de nariz.
El rojo pone en fuga a los malos espíritus y, en su apuesta por la vida, armoniza la líbido y el desea en relación con la geografía de obstáculos que éstos encuentran en el entorno domesticado. De modo que desde principios de siglo, en España, toda mujer que se precie estrena unas bragas rojas el día de Año Nuevo, lo cual le asegura equilibrio en su relación sexual a lo largo de todo el año. Y los caballeros han de estrenar un pañuelo rojo si quieren controlar, sin sobresaltos, ese aspecto especialmente resbaladizo de su existencia.
Enrollarse un hilo de seda rojo en el dedo protege del mal de ojo y de la indiscriminada acción de las brujas. Las vacas (y las niñas que no han llegado a la pubertad), con dos lacitos rojos, en la pata o pelo respectivamente, queda igualmente a salvo de cualquier tipo de maleficio o encantamiento.
Un amuleto refuerza su poder si pende de un hilo rojo y conducir un automóvil de este color garantiza menor riesgo de siniestros que si se opta por otro color.
El rojo, sin embargo, es funesto para una embarazada, no debe contemplar fijamente un objeto rojo, puesto que se arriesga a sufrir un aborto indeseado.
El Verde
El color verde representa el renacimiento de la tierra, simboliza la vida, la esperanza y la inmortalidad. Por la dualidad que posee su significación, sin embargo, se atribuyó en épocas pasadas al verde el simbolismo de la degradacón moral y la locura, tal vez por la relacion con los cementerios. Desde hace mucho se cree que este color da mala suerte y se daban consejos tan simpáticos como "Si vas de verde, tus parientes pronto irán de negro". Esta recomendación seguramente estaba basada en la antigua pigmentación de los tejidos, obtenida del arsénico: potente veneno reconocido.
En la Edad Media, se consideraba un color diabólico y se sospechaba de las mujeres que vestían de verde como practicantes de brujería. Esta ambivalencia se ha mantenido en las creencias populares y resulta benéfica según las circunstancias: si vives en Irlanda lo suyo es que vistas del color nacional, que da muy buena suerte.