La superstición no se puede ajustar a una definición cualquiera, ya que es más que una creencia, es un modo de vida que rige al hombre desde que éste existe. Se tienen vestigios de que hace ya más de 500.000 años se daban comportamientos de tipo supersticioso en las Colinas del Hueso del Dragón, cerca de Pekín, y hace 200.000 años en Europa Central. Esto es debido a que desde sus comienzos el hombre trató de explicar su mundo y los misterios que le rodeaban de una manera supersticiosa. Concretamente la muerte, uno de los mayores misterios de la vida, fue tratada con mucho detalle por los primeros supersticiosos, hasta el punto de que ciertas creencias perduran hasta hoy mismo. Con la muerte vino el concepto de más allá, y con él numerosas acciones destinadas a lograr un trato mejor tras el tránsito a la otra vida. De estas primeras creencias de tipo supersticioso se comenzó a fraguar una mentalidad más compleja capaz de unir a través de un nexo común de costumbres y ritos a grandes cantidades de gente, por su capacidad de dar una explicación al misterio de la creación, la vida y la muerte. Así nació la religión. Podemos afirmar, por tanto que la superstición es hija de la ignorancia de todos los tiempos y madre de la religión en todas sus facetas.